VOR SM 503

 

Al principio era perplejidad, luego se ha convertido en curiosidad que es el denominador común de quien ama a las motos. Las motos con el bastidor de cross y las ruedas de carretera, que te pegan al suelo como si fueran pegamento, las conocen también los que no son expertos. Y nosotros nos acercamos a la Vor SM 503 como no expertos, la moto fabricada en Ronco Briantino, muy cerca de Milán, que está captando el interés de los apasionados de Supermotard. Sin duda, es una moto a la que es difícil dar una definición clásica: no es una moto para un uso típicamente turístico en la carretera, no es apta para el trayecto casa-oficina, no es ideal para un paseo romántico, aunque en Vor han previsto una versión para carretera que intenta poner a todos de acuerdo. Sin embargo, una vez en su ambiente natural, la Vor Supermotard se revela emocionante. Su alma es racing: usadla en una competición, o para divertiros en los circuitos (los kartódromos están muy bien), y sólo en casos extremos tratadla como una moto normal: vestirla con un traje de todos los días quiere decir desvalorizar su índole determinada y sus excelentes contenidos técnicos.

Detalles

El enfoque para el motociclista medio es de moto de enduro. En efecto, una vez a bordo se nota muy poco la diferencia con respecto a su hermana con las ruedas de tacos, pero si se mira el tren delantero, la pequeña rueda de 17 pulgadas hace un efecto extraño porque no forma parte de nuestro modo de pensar. Familiarizarse con ella es muy fácil vista la simplicidad del tablero de mandos, reducido al máximo como es conveniente en una moto que debe ser espartana y esencial, pero que, como dicen en Vor, también ofrece demasiados vicios: la instalación eléctrica, los espejos, el caballete lateral, y hasta el cuentakilómetros (muchos de estos accesorios forman parte de los gadget inútiles para los que utilizan la moto en circuito). La sola perplejidad estática es relativa a las suspensiones: ¿lograremos, los comunes mortales, encontrar el ajuste apropiado?

Diseño

Estaremos acostumbrados a las normas estilísticas del Supermotard, pero cuando se entra en contacto con la moto algo extraño suena. Las ruedas ante todo, que parecen algo independiente en la totalidad de la moto, pero que luego se revelerán una de las características principales de este medio. También el freno delantero destaca inmediatamente: en este contexto una sartén de 320 milímetros no pasaría desapercibida ni por un miope extremo. La elección cromática de la Vor 503 la hace muy hi-tech: negro, plata y colores cromados son lo mejor que se podía elegir siempre quedando en lo clásico (recuerda mucho el estilo McLaren), con la única mancha de color del resorte del monoamortiguador.

Mecanica

Existen bastantes elementos para embriagarse de tecnicismos con la Vor 503 SM. El motor es un monocilíndrico de 4 tiempos con refrigeración líquida. La distribución es de monoárbol de levas en la cabeza con mando mediante cascada de engranajes y la culata es de 4 válvulas. La cilindrada de la Vor 503 es de 503 cc – diámetro y carrera de 95x71 milímetros -, relación de compresión de 11,5:1, cambio extraíble de cinco velocidades (una solución que la hace muy racing), embrague de discos en baño de aceite con mando hidráulico. El carburador es un Dell’Orto de 38 milímetros, mientras que el encendido es electrónico. Un mínimo lujo en nombre de la comodidad es representado por el arranque de pedal provisto de descompresor automático. El bastidor es de acero al cromomolibdeno templado, con geometría de doble cuna desmontable. El todo está ensamblado mediante tuercas. El pequeño chasis trasero es de aluminio. La distribución de las suspensiones está administrada por una horquilla de brazos invertidos, mientras que, detrás, trabaja un monobrazo Ohlins que manda a un sistema progresivo. Los frenos, puestos a la prueba en esta práctica, son Braking Wave con pinza de 320 milímetros en la parte delantera y 220 en la trasera. El peso de la moto es aproximadamente de 115 kilogramos.

Comportamiento

En la pista se coge confianza después de pocas vueltas y con los neumáticos que se pegan al asfalto es fácil dejarse llevar, visto que la estabilidad parece impecable. El motor es rapidísimo y sube de revoluciones también con marchas altas, mientras que los frenos desempeñan una labor irreprochable. Para los neófitos pueden tener algunos problemas, y no es un contrasentido, con los neumáticos. Circulando por las pistas, aunque no se compita, se entra en contacto con un mundo de maniáticos, de neumáticos tallados a mano, con medidas modificadas y de presiones de inflado calculadas con la precisión del farmacéutico: ¿merecerá la pena enloquecer a tal punto? Sin embargo la duda nos asalta: ¿con un neumático diferente habríamos podido hacerlo mejor …? En cuanto al empleo radical, honestamente pensamos que una supermotard es una deportiva con poca aptitud para la carretera. Claro que utilizarla en la ciudad no es imposible – se esquiva el tráfico mejor que con un scooter y el sillín es bastante largo para dos personas -, sin embargo las vibraciones del monocilíndrico, con el tiempo, no son pequeñeces. Es muy bonita y emocionante. Nosotros opinamos que la Vor 503 es adecuada para dar rienda suelta en los circuitos, una fiera para los que saben lo que quiere decir velocidad, pero también para los que quieran aprender y probar nuevas emociones.